Redacción
Norberto nació en Xanten, una pequeña ciudad sobre la frontera entre Alemania y Holanda, surcada por el río Rhin. Era hijo de una familia noble y, sin ordenarse sacerdote -como se acostumbraba por entonces en muchas ocasiones-, ingresó como canónigo en su ciudad natal. La vida de los clérigos de aquel tiempo era bastante relajada.
El año de 1110 acompañó al emperador Enrique V a Roma y fue testigo del cautiverio del Papa Pascual por las tropas del rey. La infeliz acumulación de poderes espirituales y temporales en una persona consagrada, y la cuestión de la investidura de los obispos príncipes por el rey, en contra de la voluntad del Papa, fue la causa de aquel secuestro de su persona. Norberto quedó consternado y pronto abandonó la vida mundana y superficial, abrazando la verdadera vida eclesiástica.
En 1115 pidió, por su propia voluntad, la ordenación sacerdotal, significando con este hecho un absoluto desprendimiento de los bienes materiales. Vendió su castillo, dejó todos sus beneficios y se convirtió en sacerdote evangelizador, como los primeros Apóstoles, caminando pobre y descalzo por Alemania y Francia. Tenía un permiso especial del Papa Gelasio II de poder predicar por donde quisiera.
Su celo persiguió dos fines principales: vivir por su ejemplo, delante del clero y del pueblo, la pobreza evangélica al pie de la letra, y llevar la paz de Cristo a donde siempre existían rivalidades y odios, fueran particulares o generales.
Agotado por las fatigas y enfermo, tuvo que descansar en la casa de su amigo Hugo, el obispo de Valenciennes. Con ayuda del secretario del obispo fundó, en la soledad de Premontre, en 1121, el famoso convento cuna de los frailes premonstratenses.
Bajo la regla austera de San Agustín se desarrolló el concepto de una vida monástica de Canónigos Regulares, unida con el ideal de servir a la pastoral de la Iglesia como clérigos.
Pronto se llenó este convento y muchos otros en Francia, Flandes y Alemania, con una corriente casi inagotable de hombres generosos que fueron atraídos por este doble ideal de contemplación y acción pastoral. En dos ocasiones se le había ofrecido al santo, aunque en vano, un obispado; pero cuando en 1126 la Iglesia le pidió que dirigiera la diócesis misionera de Magdeburgo, en la frontera con los países del Este, Norberto aceptó.
Al llegar a su nuevo obispado como fraile humilde y descalzo, el administrador del edificio no lo quiso dejar entrar por su aspecto totalmente contrario a la pompa de los obispos anteriores.
Pronto desarraigó, con intransigencia evangélica, los abusos de la administración eclesiástica, de la simonía y toda clase de derroche mundano, por lo que algunos señores feudales atentaron contra la vida del obispo.
Nuestro santo, junto con San Bernardo de Claraval, defendió al Papa Inocencio II contra el antipapa Pedro Leoni (Anacleto II), cuando surgió una nueva disputa por la interferencia del poder civil en los asuntos de la Iglesia.
Eminentes en verdad fueron las obras desarrolladas por San Norberto y sus frailes a favor de los esclavos al este del río Elba y de Dinamarca. En el tiempo de su máximo florecimiento, hubo 3,000 conventos de los frailes premonstratenses.
El Papa Gregorio XIII canonizó a Norberto el año de 1582.
"Norberto es contado, con toda razón entre los que más eficazmente contribuyeron en la reforma gregoriana; él en efecto, quiso antes que nada formar un clero entregado a una vida genuinamente evangélica y a la vez apostólica, casta y pobre. Acostumbraba recomendar a este clero tres cosas: en el altar y en los divinos oficios, decoro; en el capítulo, enmienda de las desviaciones y negligencias; con respecto a los pobres, atenciones y hospitalidad".
Vida de San Norberto.