 |
El derecho de nacer, es el derecho a vivir. /FOTO: Internet
|
Desde mi columna
Eugenio Amézquita
Al comenzar el día de hoy, encuentro con tristeza que en Salvatierra localizaron 5 fetos humanos muertos, tirados en la calle dentro de bolsas. Lo que me llamó la atención es la interesante "coincidencia" que el hecho se da precisamente cuando dos días antes -el 26 de mayo- el pleno del Congreso del estado de Guanajuato archivo la solicitud de aprobar el eufemismo "interrupción del embarazo" buscando abrogar el delito de aborto en el estado.
Espero que el macabro hallazgo sea "aislado" y no tenga ninguna relación con motivos políticos, porque entonces estaríamos en el escenario de algo sembrado, ante la mayor crueldad y actitud inhumana que pudiéramos estar presenciando, en medio de tantos asesinatos, violencia, dolor y cultura de la muerte que nos ha tocado vivir en este siglo e inicio de milenio.
Y digo eufemismo, porque usar la palabra "interrupción" implica la posibilidad de que aquello que se "interrumpe", puede ser puesto en marcha nuevamente cuando se requiera. Pero cuando se mata, se asesina, se quita la vida a un ser -sea racional o irracional-, pues es obvio y lógico que la palabra "interrupción" no existe. Es un simple y sencillo "se acabó".
Este hecho, acaecido en Salvatierra, denota una de las muchas flagrantes violaciones a los derechos humanos a las que estamos acostumbrados vivir en México, sin contar, entre otras, las que a nosotros como periodistas nos ha tocado ver y vivir en las actuales épocas y otras tiempos.
El artículo 3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, firmada en 1948 por muchos países, entre ellos México, avalada por la ONU dice textualmente: "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona".
Y si entendemos como individuo a todo ser vivo, animal o vegetal, perteneciente a una especie o género, considerado independientemente de los demás, un feto humano es un individuo porque biológicamente no es un órgano, es otro ser vivo; un ser humano vivo en desarrollo. Con sus propias características, su propio ADN. Los seres humanos no los traen hechos y formados las cigüeñas. Tienen un proceso y este comienza desde la concepción. "Interrumpir" el embarazo, es asesinar una vida humana. Acabar y eliminar el proceso de la vida humana.
En estos tiempos, en que el Covid-19 es nota de todos los días y que ya tiene hartos a muchos lectores y a otros muchos los tiene aterrorizados, porque la labor mediática pareciera señalar que una persona que ha tenido la desgracia de que le caiga este virus en su organismo es una sentencia de muerte, hay informaciones que ponen a pensar en la incongruente mentalidad de nuestros tiempos.
El pasado 24 de mayo de 2020, en Nueva York, la agencia de Noticias EFE señaló que
"el prestigioso diario The New York Times dedicó este domingo un reportaje a la "incalculable pérdida" humana provocada en casi tres meses por la pandemia del COVID-19 en Estados Unidos y llenó por completo su portada con breves obituarios de 1.000 de los fallecidos, cuando el recuento se aproxima ya a los 100.000".
Vea usted. Mientras en Guanajuato alguien pedía la "interrupción del embarazo", en los Estados Unidos se lamentaban por la muerte de casi cien mil seres humanos. Sí, ese mismo Estados Unidos que durante años ha mantenido el aborto en su legislación, ahora llora por sus muertos.
"Por lo anterior, fue que se sorprendió a un individuo en flagrancia extrayendo huevos de tortuga marina, quien llevaba consigo una bolsa (tipo costal) color blanco conteniendo 350 ejemplares de la especie golfina".
"La persona sorprendida saqueando huevos de tortuga marina en playa fue puesta a disposición de la Agencia del Ministerio Público de la Federación con sede en Salina Cruz, Oaxaca". Si el saqueo hubiese sido de fetos humanos de un abortorio, deducimos por la ideología de "interrupción del embarazo", que no pasaría nada.
"Cabe mencionar que el Agente del Ministerio Público de la Federación consignó la Averiguación previa con detenido ante el Juzgado Séptimo de Distrito en Salina Cruz, Oaxaca". O sea, el delito de dañar los óvulos de tortuga es más grave que si se hiciera lo mismo, pero en seres humanos.
"Como se sabe, todos los Quelonios marinos que se reproducen en México, están protegidos por la NOM-059-SEMARNAT-2010, donde figuran en la categoría “P”, es decir, en peligro de extinción. Por ende, está prohibida su captura, así como su aprovechamiento y la extracción de sus huevos, inclusive para consumo humano y/o de supervivencia".
O sea que usted se puede estar muriendo de hambre y estar abandonado en un islote en territorio mexicano, y no podrá consumir dichos huevos. Puede usted morir en paz y con hambre, pero salvó a una tortuga. Primero la tortuga, antes que la vida humana. Muy lógico ¿No?
Y finaliza el texto del artículo: "De acuerdo con el artículo 420 del Código Penal Federal, se impondrá pena de uno a nueve años de prisión y multa que va de los 300 a los tres mil días de salario mínimo vigente, a quien ilícitamente recolecte o almacene los productos (como son los huevos) y subproductos de tortugas marinas, y se aplicará una pena adicional de tres años más de prisión y hasta mil días de multa adicionales a quienes realicen estas actividades en un área natural protegida".
Se puede deducir que si protegen los huevos de tortuga es para proteger a las tortugas. Se deduce que si se promueve la "interrupción del embarazo" es interrumpir la presencia del ser humano en este planeta.
Claro, no podemos saber si la tortuga fue violada por una tortuga macho, o fue algo no deseado, o fue un desliz de la tortuga. Sea como sea, usted no puede meterle mano a los huevos de tortuga. Es decir, está más protegida la vida tortuguil que la vida humana.
En conclusión, en nuestro país son más defendidos los huevos de tortuga que los óvulos fecundados de una mujer. El argumento para el primer caso, es que se trata de un ser en vías de extinción. Al paso que vamos, el hombre está cavando su propia extinción.
El derecho de nacer pesa más en favor de una tortuga que para el ser humano. Siguiendo la actual mentalidad humana, habría que preguntarle a las tortugas por qué no exigir el derecho sobre su cuerpo, pelear su "derecho" a la "interrupción del embarazo". Y no sigo, porque la verdad da risa y cansa el escribir "razonando" sobre algo ilógico, irracional y tonto.
Biológica y no ideológicamente hablando, el feto es otro ser; no es un órgano como lo es el estómago o el corazón o los pulmones. Es un ser humano en gestación, en desarrollo. Es vida humana cuyo primer derecho es el de nacer. Hasta el cansancio, está más que sabido que el ADN del nuevo ser es propio, diferente al de la madre. Es un ser indefenso, que ante ataques externos saldrá perdiendo y donde es un verdadero abuso exterminarlo como si fuera una plaga. Irónicamente, quienes piden la interrupción del aborto sí gozaron del derecho de nacer, respetado por sus madres. Ahora estamos promoviendo mentalidades contrarias a defender el derecho a vivir.
No quise quedarme impávido ante lo sucedido en Salvatierra. Cinco vidas truncadas. Cinco vidas a las que se les negó el derecho de nacer por los motivos que usted quiera: porque los papás eran pobres, porque son producto de una violación, por una aventura amorosa o un desliz o por el aspecto social del qué dirán. Cinco indefensos que en sus últimos momentos, por naturaleza, reaccionaron para continuar viviendo como muchos bebés lo hacen ante las contingencias naturales o provocadas.
Si te estorba esa criatura, no la mates. Otórgala en adopción. Hay muchas madres que no pueden tener hijos y darían lo que fuera por abrazar esa criatura de la que tu piensas deshacerte.
Finalizo mi reflexión con unas palabras que tienen más de dos mil años de existencia:
Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura.
Sí, su autor es Hipócrates, quien murió en el año 360 antes de Cristo.
