A
l rendir su primer informe de labores al frente del Poder Judicial de la Federación, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea reconoció la persistencia de cotos de corrupción
dentro del aparato de administración de justicia y señaló que si éste es percibido como corrupto carecerá de la fuerza y legitimidad
para desempeñar el rol que le corresponde. En particular, el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) señaló como flagelos del poder que encabeza al nepotismo, la mediocridad y la cultura de patrimonialismo que, afirmó, se han combatido durante su encargo.
Aunque lo manifestado por el jurista Zaldívar no revela nada que no fuera sabido, o cuando menos sospechado, por amplios sectores de la ciudadanía, el reconocimiento público de algunos de los vicios del Poder Judicial por parte de su máxima autoridad resulta un hecho sin precedente en una tradición de encubrimiento, autocomplacencia y arrogancia que por décadas ha caracterizado a todos los niveles de la judicatura.
Esta sacudida al hermetismo de los juzgadores invita a plantear diversas consideraciones. En primera instancia, cabe saludar la resolución del funcionario para admitir lo que sus colegas han negado sistemáticamente, así como su expresión de voluntad para proseguir la limpieza del sistema.
En contraparte, debe apuntarse que lo avanzado hasta ahora palidece frente a la magnitud de los pendientes, pues resulta notorio que la destitución o inhabilitación de 16 funcionarios, jueces y magistrados, así como el cambio de adscripción de otros 98, no pueden ser sino el punto de partida en el saneamiento de las instituciones judiciales, las cuales comparten la descomposición que ha imperado en otros organismos del Estado.
En tales circunstancias, resulta necesario que la sociedad en su conjunto se involucre en el entendimiento de las funciones, reglas e instancias tribunalicias, no sólo para tener acceso a una justicia de mayor calidad, sino también para que pueda participar de manera efectiva en la fiscalización ciudadana de jueces y magistrados.
Cabe esperar que los poderes Ejecutivo y Legislativo colaboren con el Judicial en la necesaria tarea de limpieza y reforma que requiere, tarea esta última de obligada complejidad, pero para la cual la presente coyuntura ofrece condiciones políticas especialmente favorables.
Por otra parte, se debe recordar que uno de los más grandes pendientes, de cara a la ciudadanía, no se encuentra en el ámbito de lo penal o de lo sancionable por vías administrativas, sino en la moralidad del ejercicio de un puesto público: las exorbitantes percepciones que sus altos funcionarios se han otorgado y cuya reducción a niveles decorosos forma parte de una añeja demanda ciudadana que atañe al conjunto de los servidores del Estado.
Para que los impartidores de justicia sean objeto del aprecio social deben mostrar sensibilidad ante esa demanda. Cabe desear, en suma, que el informe rendido ayer represente un punto de inflexión hacia la construcción de un Poder Judicial próximo a la población, prestigiado, transparente y plenamente apegado a los marcos legales de los que debe ser garante.
Afp
Periódico La Jornada
Jueves 12 de diciembre de 2019, p. a12
Lausana. El escándalo Platini continúa: la FIFA planea acudir a la justicia suiza para obtener el rembolso de dos millones de francos suizos (dos millones 300 mil dólares) transferidos de manera indebida
por el ex presidente del organismo Joseph Blatter a Michel Platini, y que le valió al ex capitán de la selección francesa una suspensión de cuatro años.
La talavera, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco
▲ La tradición llegó en el siglo XVI a América, principalmente a Puebla.Foto cortesía de la Secretaría de Cultura
Afp
Periódico La Jornada
Jueves 12 de diciembre de 2019, p. 7
Bogotá. Platos, jarrones, floreros y azulejos dejan de ser artículos comunes cuando están hechos de cerámica de talavera, una tradición alfarera de cinco siglos de España que llegó después a México, donde adquirió identidad propia.
La artesanía de ambos países fue declarada ayer Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en Bogotá, primera capital latinoamericana en acoger al comité especial que toma esta decisión.
La cerámica debe su nombre a la ciudad castellana de Talavera de la Reina, que cuenta con una larguísima tradición alfarera, surgida del periodo de dominación islámica de la península ibérica.
La loza y los azulejos de esa ciudad y la vecina localidad de El Puente del Arzobispo conocieron su esplendor en los siglos XVII y XVIII cuando, por influencia china, adoptaron como colores predominantes el blanco y el azul cobalto.
Los temas desplegados a lo largo de la historia son diversos: escenas de caza, motivos vegetales, paisajes y heráldica.
Juan Antonio Froilán, gerente de Alfar El Carmen, un taller fundado en 1849 en Toledo, España, cuenta que la peculiaridad de esta cerámica es que surge de una alfarería artística, mientras las demás son populares
y menos sofisticadas en su diseño.
La tradición llegó en el siglo XVI a América, cuando lo que hoy es México era el virreinato de la Nueva España. En ese entonces, muchos españoles se asentaron en la región central de Puebla, que hasta la fecha tiene una tradición colonial importante por su arquitectura y su gastronomía. Por ello, todavía la artesanía es conocida como Talavera poblana.
Según la especialista mexicana Emma Yanes, los artesanos españoles aprovecharon el conocimiento de los pueblos indígenas en el manejo de arcilla, lo que resultó en la artesanía que se conoce hoy en día.
Las regiones que la producen por tradición en México son los municipios de Atlixco, Puebla, Cholula y Tecali en Puebla, además de San Pablo del Monte, en el vecino estado de Tlaxcala. El trabajo de los artesanos en esas zonas está protegido desde 1995 por una denominación de origen.