Título original
The Shoes of the Fisherman
Año
1968
Duración
157 min.
País
Estados Unidos
Dirección
Michael Anderson
Guión
John Patrick, James Kennaway (Novela: Morris West)
Música
Alex North
Fotografía
Erwin Hillier
Reparto
Anthony Quinn, Laurence Olivier, Oskar Werner, David Janssen, Barbara Jefford, Leo McKern, Vittorio De Sica, John Gielgud, Paul Rogers, Clive Revill
Productora
Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)
Género
Drama | Guerra Fría. Religión
Sinopsis
Después de pasar veinte años como prisionero político en un campo de trabajos forzados en Siberia, el arzobispo ucraniano Kiril Lakota (Anthony Quinn) es inesperadamente liberado por el presidente de la Unión Soviética (Laurence Olivier), que había sido su carcelero en Siberia, y enviado al Vaticano como asesor. Una vez en Roma, el Papa Pío XII (John Gielgud), que está gravemente enfermo, le nombra Cardenal. Mientras, el mundo vive en un estado permanente de crisis, con la Guerra Fría como telón de fondo.
Premios
1968: 2 nominaciones al Oscar: Mejor banda sonora, dirección artística
1968: Globos de Oro: Mejor banda sonora. Nominada Mejor película - Drama
1968: National Board of Review: Mejor película
Críticas
Curiosa película de historia-ficción en la que un religioso ruso es elegido Papa de Roma en medio de una grave crisis entre China y la URSS que amenaza con desembocar en una guerra nuclear. A medio camino entre el drama interno del protagonista -un estupendo y comedido Anthony Quinn-, el análisis crítico del funcionamiento del Vaticano y la fábula político-social, la película se resiente al intentar abarcarlo todo, y, pese a su larga duración, se queda inevitablemente corta en todas las tramas secundarias: ni el conflicto chino-ruso, ni los problemas de un sacerdote con una peculiar visión del cristianismo, ni, sobre todo, la crisis matrimonial de un comentarista de televisión, están bien engranadas en la historia principal. Pese a ello, se deja ver, más que nada porque el correcto pulso narrativo de las escenas individuales nos distrae de los errores generales.
Daniel Andreas
"Impagable Quinn (...) Anderson vuelca en una puesta en escena de aparente gelidez un abanico de emociones ante las que no se puede permanecer impasible."
Miguel Ángel Palomo: Diario El País
"Excelentes diálogos y esmeradísima dirección. Espléndido trabajo de Quinn en una historia de un papa que intenta que la paz vuelva a ser la tónica habitual en un mundo amenazado por las armas nucleares"
Fernando Morales: Diario El País