Por Eugenio Amézquita Velasco

Todos recordamos que el 26 de septiembre de 1999, una serie de explosiones provocadas por material pirotécnico que inició, al parecer, en una tienda denominada Abarrotera Celaya, ubicada en la calle Antonio Plaza, provocó la muerte de 72 personas y dejó heridas a más de 350, la tragedia más grande que ha vivido Celaya y que más profundas heridas sociales dejaron. El tema es tratado en Wikipedia, con enlaces a diversas publicaciones que sustentan el hecho. (https://es.wikipedia.org/wiki/Explosiones_pirot%C3%A9cnicas_de_Celaya_de_1999  )

En este accidente que enlutó a muchos celayenses, también perdió la vida un compañero, amigo y fotógrafo de El Sol del Bajío: Leonicio Lira. Quizá uno de los primeros casos de fallecimiento de un compañero de los medios de comunicación, en el cumplimiento de su deber.

Los sacerdotes, a la cárcel, junto con los feligreses

El pasado 13 de diciembre de 2024, se realizó una rueda de prensa con la presencia de autoridades de seguridad en el municipio y el alcalde Juan Miguel Ramírez Sánchez. A la media hora de iniciada, se aborda el tema y el alcalde hace unos comentarios, que fueron retomados por el medio digital Ágora. En los comentarios señalaba de que si se aplicara la ley, en el tema de pirotecnia, tendría que meterse a la cárcel a sacerdotes, a todos los que están alrededor de las fiestas patronales, sin dejar de reiterar la cárcel para los sacerdotes y sin omitir tampoco el problema que ello representaría.



Ese medio digital publicó un encabezado, con mensaje al clero de la Diócesis de Celaya, radicado en la ciudad episcopal celayense y de donde se desprende el título de mi artículo: "Tendríamos que meter a la cárcel a los sacerdotes: abrirán diálogo sobre regularización de pirotecnia" (https://agoragto.com/celaya/tendriamos-que-meter-a-la-carcel-a-los-sacerdotes-abriran-dialogo-sobre-regularizacion-de-pirotecnia/ ).

La nota y el video también incluyen la posibilidad de cárcel para los feligreses católicos, por andar también en el asunto.

El comentario del alcalde y lo publicado por Ágora abren diversas interrogantes. Una de ellas es el por qué la insistencia en estar dando por hecho que los sacerdotes o los párrocos estén validando el uso de pirotecnia. Estaríamos quizá otra vez en la antesala de la imprudencia en el hablar y acusar generalizando, antes de haber hablado con las partes para saber quién cae en el supuesto y quien no. Parece un "primero pegas y luego averiguas"

Si la "tronadera" de cohetes es en la calle y no dentro del área del atrio y del templo, ese espacio le corresponde a Fiscalización, área que, aseguró el alcalde, no se actuó en su momento por corrupción. 

Queda a la imaginación lo interesante que habría sido saber, informar o ahondar de cómo podrían ser las estrategias y el mecanismo para meter a las "mazmorras" a alrededor de más de 20 párrocos y sus respectivos vicarios así como a presbíteros rectores de templos, que radican en la zona urbana de Celaya y varios más en la zona rural, en sitios tan tranquilos, dóciles y pacíficos como San Juan de la Vega, San Miguel Octopan, La Luz, La Cruz, Rincón de Tamayo, etc; y ya entrados en el tema, también "enchiquerar" al vicario general de la Diócesis de Celaya que a su vez es el párroco del Sagrario-Catedral, sin hacer a un lado a mercedarios, agustinos, franciscanos y demás administradores religiosos de los diversos templos ubicados en la mancha urbana de Celaya y zona rural.

Sería importante conocer el mecanismo para que algún celayense pudiera llevar al "bote" una cobijita o cigarritos "Faros" a alguno de los presbíteros encarcelados, todo por el presunto delito de ser los principales coheteros o apoyadores y promotores de la pirotecnia en sus respectivos templos y parroquias.

No imagino, en "chirona", amontonados, a los padres encargados de los 9 barrios tradicionales de la ciudad -San Miguel, Tierrablanca, San Juan Bautista, San Juan de Dios, Tierras Negras, Santo Cristo, San Antonio, El Zapote y Santiaguito- pensando en cómo hacerle para que la gente ya no utilice "cuetes" ni se emborrache en las fiestas patronales de ciudad y ranchos y que ya no que exista la tradicional "quema" de castillos.


De paso, la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano, la FSPE y la Policía Municipal, en sus modernas "julias" -el carro de policía que cargaba con vagos, decentes, indecentes y borrachos por igual-, complementaría la labor de ir recogiendo sacristanes, monaguillos, merkabitas, terciarios y a todo aquel sospechoso de "cohetería" en los templos.

La osadía del Dragón del Barrio de San Miguel
 
A pesar de estos encabezados y declaraciones tan desafortunadas, el pasado día 20 de diciembre de 2024, -es decir, 7 días después de lo declarado por el alcalde- frente a la mismísima Presidencia Municipal, el afamado Dragón del Barrio de San Miguel, hizo un alto a las afueras de las instalaciones de esta casa municipal para activar su pirotecnia, pavoneándose frente al Palacio Municipal, movido y removido por decenas de jóvenes, ante la algarabía del tumulto de miles de gentes y centenares de cámaras de celulares ahí congregados, dando fe del hecho. 


Es probable que a quien hagan responsable de semejante artefacto y osadía sea el párroco de San Miguel. No porque se tenga comprobado que él sea el autor material e intelectual del "dragonesco" hecho, sino por lo dicho por el alcalde ante el tema pirotécnico: "Tendríamos que meter a la cárcel a los sacerdotes"

Y si las palabras del alcalde se hacen realidad, pues habría entonces que meter a la cárcel a todos los feligreses que andarían ahí en el festival. Si según los cálculos mediáticos andaban como 30,000 gentes en ese evento; de aplicarles a todos la ley, tendrían que solicitar prestadas las celdas de Villagrán, Cortazar, Apaseo el Grande y de toda la zona Laja Bajío para hacer cumplir la ley a todos los que le andaban dando la vuelta al dragón. El problema va a ser que cuando los lleven a barandilla todos digan, "yo pasaba por ahí" o lo más grave, religiosamente hablando, renieguen de su fe y digan que no son católicos, .

Los martillos explosivos de San Juan de la Vega

Si vamos al medio rural con el tema de la pirotecnia, su peligrosidad y que está prohibida en Celaya, otro evento pirotécnico que va a tener que ser revisado y quizá hasta prohibido, dados el gran riesgo y peligro que representa y la cantidad de lesionados que arroja, siguiendo el hacer cumplir la ley por parte de las autoridades municipales, es el caso del festejo a San Juan Bautista, en la comunidad de San Juan de la Vega, en donde los explosivos y las explosiones le han costado dedos, pies y manos a más de uno. 



Me refiero específicamente a la fiesta de "San Juanito", en la citada comunidad, tierra de Valentín Mancera, afamado personaje que hasta película le fue realizada, "La Feria de las Flores" teniendo a Antonio Badú y a Pedro Infante entre sus actores.



El tema de esa fiesta ha alcanzado tal magnitud, que hasta la BBC de Londres visitó este poblado y dejó en Youtube el testimonio de los festejos.


En ese video británico, titulado "Martillo Explosivo: the Exploding Sledge Hammer Festival | Extraordinary Rituals | BBC Earth Explore", de seis minutos y un segundo de duración, comienza con la siguiente leyenda:  "Warning: the following contains extremely dangerous stunts that should not be replicated under any circumstances". que en cristiano más o menos quiere decir: "Advertencia: lo siguiente contiene trucos extremadamente peligrosos que no deben replicarse bajo ninguna circunstancia". Más explicaciones salen sobrando. Sobre advertencia no hay engaño.

Dada las características de lo dicho en la rueda de prensa, el alcalde supondría que debería llamar a cuentas al párroco de San Juan de la Vega por autorizar la explosiva fiesta en ese sitio, pasándo por alto la presunción de que sea inocente.

La moraleja

El problema y la solución van más allá de hablar y acusar sin dialogar primero. Aunque el alcalde señala que a partir del 2025 se van a realizar análisis y otras acciones para resolver esto, el hecho es que, si se hizo una norma, se debe cumplir y aplicarla a quien no la cumpla. O, cómo el mismo lo señaló, quitarla y quizá modificarla.

El poeta español del siglo XIX, Ramón de Campoamor decía: La libertad no consiste en hacer lo que se quiere, sino en hacer lo que se debe.

Los políticos remasterizaron la frase y dicen: Gobernar no consiste en hacer lo que se quiere, sino en hacer lo que se puede. #GuanajuatoDesconocido #MetroNewsMx