Eugenio Amézquita Velasco
Urge que la invaluable facultad del Ejecutivo Federal para enviar una Iniciativa Preferente al Congreso de la Unión sea para acelerar la aprobación de los temas prioritarios en beneficio del país y se atiendan necesidades reales que nos preocupan, no caprichos ideológicos o consignas estatizantes que, además de inviables, tendrán costos enormes para la Nación.
Así lo afirmó el coordinador de los diputados del PAN en San Lázaro, Juan Carlos Romero Hicks quien subrayó que nadie entiende hoy, cuando la Nación enfrenta uno de mayores desafíos al tener que sortear simultáneamente la peor caída económica en 88 años, una de las pandemias más mortíferas que haya vivido, la imparable inseguridad, la crudeza del desempleo, la implacables corrupción e impunidad y el inicio de la división y la polarización social, la presidencia de la República haga uso de su facultad preferente no para aliviar alguno de estos grandes males.
Los mexicanos, dijo, esperaríamos que en estos momentos de prueba el mandatario promoviera alguna iniciativa urgente para aliviar la economía, la salud, el empleo, la seguridad o la gobernanza.
En la práctica han aflorado los verdaderos intereses que mueven a la “cuarta trastornación”, que pareciera no estar pensando en los mexicanos, sino que aprovecha la crisis y la devastación como
si le cayera un anillo al dedo.
Y por si alguien lo dudara, basta revisar también la lista de prioridades que presenta el grupo mayoritario de Morena para el último periodo ordinario de sesiones de la LXIV Legislatura.
De nueva cuenta y lejos de atender las urgencias de los mexicanos, el partido del presidente se preocupa por leyes en materia eléctrica para fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad, la del Banxico, que atenta contra la estabilidad monetaria del país y el enésimo intento por desaparecer a los organismos autónomos vigilantes del Ejecutivo, además de impulsar controles
al manejo de las redes sociales.
Nada que tenga que ver con la salud, la economía, la seguridad, el empleo, la educación o tantos problemas que hoy no dejan dormir a las familias mexicanas.
Es por todo lo anterior que proponemos que unidos todos los sectores nos encarguemos de
aprovechar la oportuna figura de Iniciativa Preferente para poner en marcha un auténtico y urgente programa de rescate para México en todas las materias en crisis.
Los partidos políticos, los intelectuales, los empresarios, los trabajadores, los gobernadores, los alcaldes, la gente del campo, las universidades, debemos diseñar el plan nacional que dé respuesta a las pequeñas y medianas empresas, a las familias, a los adultos mayores, a los
enfermos urgidos de medicinas y atención médica, a los agricultores, a los inversionistas nacionales y extranjeros que quieren operar en México.
Es preciso aprovechar la vaguedad del Plan Nacional de Desarrollo para elaborar uno de acuerdo con la contingencia que se vive con metas claras y realistas que eviten que México siga en los últimos lugares de los países en su estrategia de recuperación de la pandemia y sus devastadores efectos económicos.
La falta de medicinas, el caos en que ha caído la estrategia de vacunación, la amenaza de muerte para ramos completos de la industria y los servicios, la desocupación y el ahondamiento de las desigualdades no pueden esperar más.
Asimismo, urge replantear la política de salud pública para que tengamos un Secretario de Salud y un Subsecretario en funciones, no en disfunciones, porque cuando lleguen las vacunas se debe tener clara la información de los contratos, el calendario de aplicación, el cuándo, cómo, dónde,
por qué y cómo se harán las jornadas.
A propios y extraños, está claro el fracaso de un gobierno nacional que no ha sabido enfrentar en serio los efectos de la pandemia con responsabilidad, puesto que la curva nunca fue domada.
Sin tardanza debemos aprovechar todos los mecanismos que ofrece nuestro marco constitucional para de una vez por todas enfrentar en serio los efectos de la pandemia con responsabilidad y sin
caprichos ideológicos.
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