Eugenio Amézquita Velasco
Nuevamente, el *Cardenal Juan Sandoval Íñiguez*, Arzobispo emérito de Guadalajara dio material a medios de comunicación para cuestionarlo sobre su metodología para evitar el coronavirus, por el "tecito de guayaba"; sin embargo se omitió, minimizó o se descalificó otra sustancia que también mencionó y que sí cura el coronavirus: el CDS, empleado en Bolivia para sanar de esta enfermedad. (https://metronews.guanajuatodesconocido.com/2020/12/editorial-disminuyen-en-bolivia-los.html)
Llama la atención que el golpeo mediático contra el Cardenal Sandoval fue casi inmediato. Al escucharlo recordé a López Gatell y López Obrador cuando hablaron de no usar el cubrebocas o no lo uso uno de ellos "porque Hugo me dijo que no era necesario que lo utilizara". Curiosamente los medios no fueron tan duros contra ellos en su respectivo momento. Quién sabe por qué no.
No es la primera vez que una autoridad eclesiástica habla del dióxido de cloro. La prueba lo tenemos en Ecuador, donde no uno sino 10 obispos enviaron una carta al presidente de la República de Ecuador en julio de 2020.El Cardenal Sandoval Íñiguez se ganó la desgracia mediática no de ahora, sino desde el momento que se convirtió en el principal dedo acusador del Gobierno Federal tras el asesinato del Cardenal Posadas Ocampo por la supuesta "confusión" de su persona con la del "Chapo" Guzmán en la refriega a tiros en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara el 24 de mayo de 1993. (https://es.wikipedia.org/wiki/Asesinato_de_Juan_Jes%C3%BAs_Posadas_Ocampo)
Este hecho no se lo han perdonado y la inercia de esos ataques gubernamentalistas y el anticlericalismo llegan hasta la fecha.
Era tanto el "parecido" entre ambos, que quizá eso creó la confusión. Hasta la fecha, quienes vivimos de cerca el hecho y lo cubrimos informativamente de manera directa y personal en Guadalajara, Jal., nos damos cuenta que ni los jaliscienses ni la misma prensa se tragaron el cuento.
Tiempo después dejaría plasmadas muchas de estas situaciones con el gobierno federal y el caso Posadas un libro titulado "Con mi propia voz", presentado en diciembre de 2016. (https://www.milenio.com/cultura/cardenal-juan-sandoval-cuenta-su-vida-con-su-propia-voz)
Sobre esto, recuerdo con exactitud que tras ser enviado por el entonces periódico estatal "El Nacional de Guanajuato" junto con mi compañero periodista Federico Velio Ortega Delgado, actual premio de periodismo estatal 2020 por su trayectoria profesional -ya estamos viejos, Velio-, a Guadalajara tras el asesinato del guanajuatense Cardenal Posadas, se había soltado el rumor de esa confusión. Las estaciones de radio de Guadalajara trataban el tema y más de una persona que hablaba a alguna de esas estaciones radiofónicas en sus espacios noticiosos sobre este tema, señalaba que los sicarios no confunden a quienes van a acabar. La misma gente deducía que sí había sido un asesinato y que los ejecutores -fuesen quienes fuesen- sí sabían bien a quien iban a ejecutar.
Esa actitud aguerrida del Cardenal Sandoval Íñiguez fue suficiente para que el mismo gobierno se encargara de usar la aplanadora mediática para acallarlo -cosa que no han logrado- y que cualquier desliz informativo no pase desapercibido para vapulearlo, con razón o sin razón, como en este caso.
No dudo que el sistema que emplea el Cardenal Sandoval a él le funcione, y que alguna de las partes de su metodología alternativa -me refiero al "tecito de guayaba"- le falte comprobar algo para saber si funciona o no para todos, pero aunque al *Cardenal Juan Sandoval Íñiguez* en la mayor parte de los medios digitales se le satanizó por recomendar el "tecito de guayaba" para librarse del problema de este virus, se omitió, se descalificó o minimizó en la mayor parte de los ataques informativos algo que también dijo y fue el recomendar el uso del CDS o dióxido de cloro, sustancia que que sí está comprobada como uno de los métodos de curación del Covid-19 en Bolivia y que está plenamente documentado con muchísimos casos por parte de esa esa nación, por médicos y especialistas, por las mismas autoridades así como por quienes lo producen en ese país para ponerlo a disposición de los bolivianos; entre los productores de la misma está la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, que tiene en su población escolar más de 100 mil estudiantes.
Las pruebas de que Bolivia ha prácticamente disminuido el número de muertos por Coronavirus en su país están ahí, ha sido ampliamente documentado vía Internet así como por la emisión de leyes de las mismas autoridades bolivianas, que han echado por tierra los mitos de que el CDS o dióxido de cloro es tóxico, envenena o provoca alteraciones al metabolismo cuando se toma en dosis terapéuticas.
Lo que a mi me sigue llamando la atención como periodista es esto: ¿Acaso lo que está sucediendo en Bolivia no es tan obvio como para darle revuelo mundial o será parte del mismo "trabuco" del que habla el Cardenal Sandoval Íñiguez?
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