Celaya, Gto., a 11 de diciembre de 2020.- En México, cada 12 de diciembre se rinde culto a la Virgen de Guadalupe, porque a pesar de que actualmente en el país conviven personas que profesan más de 12 credos religiosos, la fe católica sigue siendo la predominante con un 89.3 % de creyentes, de acuerdo con el último censo de población en 2010.
Para el investigador del fenómeno religioso, el Dr. Luis Enrique Ferro Vidal, la Virgen de Guadalupe es la materialización de una abstracción que genera un profundo y respetuoso sentimiento religioso en la gran mayoría de los mexicanos y las mexicanas, porque no es tan solo una santidad católica más, sino que representa el esplendor de una apropiación barroca que deja detrás de sí su estampa, su potestad, o si se desea, su poder sagrado, para incrustarse en la vida cotidiana de quienes le rinden culto.
En su libro titulado "Simbiosis Guadalupana: Historia e imagen sagrada en el mundo Ezar", el Dr. Luis Enrique Ferro Vidal describe cómo se da el sincretismo religioso entre el culto católico y la cosmovisión indígena religiosa de los chichimecas jonaz.
"Para los Ezar, conocidos como chichimecas jonaz, la Virgen de Guadalupe es un contenedor de la memoria colectiva. Su presencia es la representación de un marcaje vivencial de su propia existencia; así mediante un proceso ritual, acceden de manera cíclica a su pensamiento religioso, donde lo sagrado se desvanece y se formaliza un encuentro con su historia y sus antepasados, ya que para ellos los santos son el calendario de su propia historia y representación de lo que son hoy en día".
Los Chichimecas jonaz, adoradores de la guadalupana, utilizan la palabra úza, "indio", y su plural ezar "indios", para referirse a sí mismos y a cualquier persona indígena. Solo al hablar español emplean la palabra chichimeca para autonombrarse.
Los ezar expresan que la Virgen de Guadalupe es su madre. Principalmente debido a que, en el sentido estético, tiene su piel morena y ello asume su pertenencia al grupo. Este elemento gráfico de imagen se fortalece con el mito de la aparición guadalupana, como un elemento de aceptación, además de integrar en su oralidad, porque se le apareció a un indígena, que por cierto era chichimeca, y por esa razón los jonaces asumen que ella debió comunicarse en lengua indígena. Esta cualidad de la Virgen otorga una proyección del mito a su cultura, por consiguiente, afirman que ella les enseñó la lengua.
La Virgen de Guadalupe recrea el sentimiento de territorialidad y de pertenencia de este grupo indígena. El apego a su territorio lo establecen en la memoria colectiva, la cual les reafirma que ese territorio fue obtenido por sus antepasados durante el tratado de paz con los españoles, cuarenta lenguas a la redonda de donde se localizan actualmente. Uno de sus límites territoriales es el santuario de la Virgen de Guadalupe que se encuentra en la cabecera municipal, San Luis de la Paz, Guanajuato.
A ese santuario acuden cada 11 de diciembre para llevarle a la virgen un chimal decorado con planta de cucharilla que consiguen en su mismo territorio. Este ritual es llevado acuestas por un grupo de varones llamados los Esclavos de la Virgen. El chimal se elabora el día 10 de diciembre por todos los Esclavos de la Virgen en una capilla de la misma comunidad ubicada en un lugar llamado El Cerrito.
El Dr. Ferro considera que cada pueblo elige la historia y al santo que quiere apropiarse para configurar su imagen social. El fenómeno guadalupano es una expresión mexicana que se multiplica para convertirse en una representación vivencial de un pueblo, el cual le rinde culto al grado de insertarse en la vida cotidiana de sus adoradores y adoradoras. Por ejemplo, su imagen llega a ser tatuada en la piel de los devotos y las devotas para llevarla siempre consigo a flor de piel.
Además, la Virgen de Guadalupe manifiesta su espiritualidad con expresiones propias de sus creyentes, irguiéndose en el plano nacional al considerársele como uno de los símbolos identitarios más representativo de estas tierras.
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