En estos tiempos, en que el Covid-19 es nota de todos los días y que ya tiene hartos a muchos lectores y a otros muchos los tiene aterrorizados, porque la labor mediática pareciera señalar que una persona que ha tenido la desgracia de que le caiga este virus en su organismo es una sentencia de muerte, hay informaciones que ponen a pensar en la incongruente mentalidad de nuestros tiempos.
El pasado 24 de mayo de 2020, en Nueva York, la agencia de Noticias EFE señaló que "el prestigioso diario The New York Times dedicó este domingo un reportaje a la "incalculable pérdida" humana provocada en casi tres meses por la pandemia del COVID-19 en Estados Unidos y llenó por completo su portada con breves obituarios de 1.000 de los fallecidos, cuando el recuento se aproxima ya a los 100.000".
"La persona sorprendida saqueando huevos de tortuga marina en playa fue puesta a disposición de la Agencia del Ministerio Público de la Federación con sede en Salina Cruz, Oaxaca". Si el saqueo hubiese sido de fetos humanos de un abortorio, deducimos por la ideología de "interrupción del embarazo", que no pasaría nada.
"Cabe mencionar que el Agente del Ministerio Público de la Federación consignó la Averiguación previa con detenido ante el Juzgado Séptimo de Distrito en Salina Cruz, Oaxaca". O sea, el delito de dañar los óvulos de tortuga es más grave que si se hiciera lo mismo, pero en seres humanos.
"Como se sabe, todos los Quelonios marinos que se reproducen en México, están protegidos por la NOM-059-SEMARNAT-2010, donde figuran en la categoría “P”, es decir, en peligro de extinción. Por ende, está prohibida su captura, así como su aprovechamiento y la extracción de sus huevos, inclusive para consumo humano y/o de supervivencia".
O sea que usted se puede estar muriendo de hambre y estar abandonado en un islote en territorio mexicano, y no podrá consumir dichos huevos. Puede usted morir en paz y con hambre, pero salvó a una tortuga. Primero la tortuga, antes que la vida humana. Muy lógico ¿No?
Y finaliza el texto del artículo: "De acuerdo con el artículo 420 del Código Penal Federal, se impondrá pena de uno a nueve años de prisión y multa que va de los 300 a los tres mil días de salario mínimo vigente, a quien ilícitamente recolecte o almacene los productos (como son los huevos) y subproductos de tortugas marinas, y se aplicará una pena adicional de tres años más de prisión y hasta mil días de multa adicionales a quienes realicen estas actividades en un área natural protegida".
Se puede deducir que si protegen los huevos de tortuga es para proteger a las tortugas. Se deduce que si se promueve la "interrupción del embarazo" es interrumpir la presencia del ser humano en este planeta.
Claro, no podemos saber si la tortuga fue violada por una tortuga macho, o fue algo no deseado, o fue un desliz de la tortuga. Sea como sea, usted no puede meterle mano a los huevos de tortuga. Es decir, está más protegida la vida tortuguil que la vida humana.
En conclusión, en nuestro país son más defendidos los huevos de tortuga que los óvulos fecundados de una mujer. El argumento para el primer caso, es que se trata de un ser en vías de extinción. Al paso que vamos, el hombre está cavando su propia extinción.
El derecho de nacer pesa más en favor de una tortuga que para el ser humano. Siguiendo la actual mentalidad humana, habría que preguntarle a las tortugas por qué no exigir el derecho sobre su cuerpo, pelear su "derecho" a la "interrupción del embarazo". Y no sigo, porque la verdad da risa y cansa el escribir "razonando" sobre algo ilógico, irracional y tonto.
Biológica y no ideológicamente hablando, el feto es otro ser; no es un órgano como lo es el estómago o el corazón o los pulmones. Es un ser humano en gestación, en desarrollo. Es vida humana cuyo primer derecho es el de nacer. Hasta el cansancio, está más que sabido que el ADN del nuevo ser es propio, diferente al de la madre. Es un ser indefenso, que ante ataques externos saldrá perdiendo y donde es un verdadero abuso exterminarlo como si fuera una plaga. Irónicamente, quienes piden la interrupción del aborto sí gozaron del derecho de nacer, respetado por sus madres. Ahora estamos promoviendo mentalidades contrarias a defender el derecho a vivir.
No quise quedarme impávido ante lo sucedido en Salvatierra. Cinco vidas truncadas. Cinco vidas a las que se les negó el derecho de nacer por los motivos que usted quiera: porque los papás eran pobres, porque son producto de una violación, por una aventura amorosa o un desliz o por el aspecto social del qué dirán. Cinco indefensos que en sus últimos momentos, por naturaleza, reaccionaron para continuar viviendo como muchos bebés lo hacen ante las contingencias naturales o provocadas.
Si te estorba esa criatura, no la mates. Otórgala en adopción. Hay muchas madres que no pueden tener hijos y darían lo que fuera por abrazar esa criatura de la que tu piensas deshacerte.
Finalizo mi reflexión con unas palabras que tienen más de dos mil años de existencia:
Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura.
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