Redacción
Nació en Todi, en la región de Umbría, Italia, y formó parte del clero romano. El Papa Teodoro I lo envió como nuncio a Constantinopla y, a la muerte del mismo Teodoro, fue nombrado Papa en julio de 649. En octubre del mismo año Martín convocó un Concilio en Letrán, al que asistieron más de un centenar de obispos, los cuales condenaron la herejía de los “monotelitas”, llamados así porque no reconocían en Cristo sino una sola voluntad, la divina, negándole la plenitud de la naturaleza humana.
Hacía largo tiempo que este asunto turbaba a la Iglesia. El emperador Heraclio (610-641) había dado, en 638, un edicto a favor de los herejes, llamado “ectesis”, y el emperador Constante II (641-668) había promulgado otro, llamado “tipo o formulario”, por el que prohibía discutir el tema de las dos voluntades de Cristo.
El Papa Martín escribió a todos los obispos católicos una carta llena de vigor apostólico, acompañada con las actas del Concilio. “El Señor nos ha mandado señalar el bien y el mal –decían los padres conciliares--, no rechazar el bien junto al mal. No debemos negar el error al mismo tiempo que la verdad”.
Irritado el emperador Constante por este procedimiento, el 17 de junio de 653 mandó secuestrar al Pontífice, que se hallaba enfermo y se había refugiado en la basílica de San Juan de Letrán. Después de un penoso viaje, llegó Martín a Constantinopla, muy debilitado por una grave disentería. Durante más de tres meses estuvo encerrado en una prisión oscura. Luego fue condenado a muerte por el delito de traición. En realidad la causa era el haberse negado a firmar el edicto imperial. Fue degradado delante de los senadores y del emperador. Tras vergonzosos denuestos y malos tratos, se le detuvo en prisión otros tres meses.
Por mediación de Pablo, patriarca de Constantinopla, monotelita, arrepentido por su comportamiento con Martín, se le conmutó a éste la pena de muerte por destierro perpetuo. En abril de 654 se le condujo al Quersoneso, en Crimea. Allí, consumido por los padecimientos infligidos, probablemente el 13 de abril de 656 murió el último de los Papas venerados como mártires. El Martirologio Romano dice que sus restos fueron trasladados a la iglesia de San Silvestre y San Martín, en Roma.
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