E
l martes pasado, México entró de manera oficial en la fase 3 de la contingencia por la epidemia de Covid-19, es decir, que la enfermedad se encuentra en una etapa de ascenso rápido de contagios, los cuales aumentan de manera exponencial y suponen la amenaza de saturar los servicios de salud. Junto a la emergencia sanitaria llegan a las vidas de decenas de millones de ciudadanos los días más duros en términos económicos, pues la nueva fase traerá consigo el cierre de todo tipo de negocios no esenciales, formales e informales, así como una disminución drástica en la concurrencia a aquellos que permanezcan abiertos.
Si bien no puede restarse importancia al trance económico que supondrá el necesario reforzamiento de las medidas de cuarentena y distanciamiento social, está claro que el primer paso para aminorar la velocidad en el aumento de los contagios y garantizar el acceso de todos los enfermos a una atención médica adecuada consiste en reducir al máximo posible la movilidad física de la población.
Debe señalarse que el enorme esfuerzo nacional parece estar rindiendo frutos. El martes pasado el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, realizó una impactante demostración de ello con una gráfica con dos curvas: una, que reflejaba las cifras reales de contagios a escala nacional, y otra, que ilustraba la estimación mediante modelos matemáticos del alcance que tendría hoy la enfermedad de no haberse puesto en marcha la Jornada Nacional de Sana Distancia.
En cuanto a las políticas públicas implementadas para aliviar la dimensión económica de la emergencia, las medidas de ahorro anunciadas ayer por el presidente Andrés Manuel López Obrador se suman al histórico plan de inyección de liquidez presentado un día antes por el Banco de México, y al paquete de inversión y empleos dado a conocer el domingo 5 de este mes por el propio gobierno federal, como otras tantas acciones para encarar la imprevisible coyuntura con los recursos al alcance de la Federación.
La lección más relevante del decreto anunciado ayer por el titular del Ejecutivo reside en que, para afrontar la crisis que se inicia, los tres niveles de gobierno y los tres poderes públicos, así como el sector privado y los ciudadanos en general, deberemos hacer más con menos, en el entendido de que esto significa usar los escasos recursos económicos de tal manera que se evite recurrir a los despidos de personal, una práctica que no sólo es cruel, sino también contraproducente, por cuanto, al restringir la demanda, alarga la recesión económica.
Otro aspecto que causa inquietud social es el referente a la capacidad del sistema hospitalario para recibir a todos los enfermos de Covid-19 en esta fase de aumento exponencial de los contagios. Esta preocupación cobró forma ayer al conocerse que los institutos nacionales de Cardiología y de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, así como el Hospital General Manuel Gea González y el Hospital General de México, están saturados con enfermos graves del coronavirus, por lo que no pueden recibir a más personas que requieran de una cama de terapia intensiva. Sin embargo, debe apuntarse que lo anterior da cuenta de casos puntuales, y no significa que exista una saturación en el sistema de salud pública, pues tanto en la Ciudad de México como a escala nacional otras instituciones se encuentran habilitadas para recibir a más pacientes.
Para evitar la temida saturación de los servicios médicos, no hay mejor camino que observar con disciplina todas las medidas pertinentes, en especial las tres fundamentales: aislarse o distanciarse tanto como sea posible; mantener una estricta higiene personal y del hogar, con énfasis en el continuo lavado de manos, y mantenerse informados sobre las indicaciones de las autoridades sanitarias. Por último, no está de más recordar el protocolo de actuación personal ante una sospecha de contagio: si se pertenece a un grupo de riesgo, se tienen dos síntomas de Covid-19 y aparece uno más, se debe acudir al hospital; si se tienen dificultad respiratoria, haya o no certeza de estar contagiado, se debe buscar asistencia médica de inmediato; si se tienen síntomas leves y no se pertenece a un grupo de riesgo, hay que quedarse en casa y guardar reposo.
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