“A Gabo, las películas lo obesionaban tanto como las novelas”; el sábado, su hijo charlará sobre el tema
▲ Fotogramas de las cintas Canoa, de Felipe Cazals (arriba), y La general, de Buster Keaton, algunas de las favoritas del escritor.
Juan José Olivares
Periódico La Jornada
Jueves 23 de abril de 2020, p. 7
Cuando el niño Gabriel vivía en la casa de sus abuelos maternos, en Aracataca, el coronel Nicolás Márquez solía llevarlo a ver películas al teatro Olympia.
Eran cintas de vaqueros, casi todas protagonizadas por Tom Mix, cuya trama el pequeño debía repetir al día siguiente en el comedor, por orden de su abuelo.
Esto lo relata Gabriel García Márquez en su autobiografía, Vivir para contarla. Me hacía contar la película en la mesa, me corregía los olvidos y errores y me ayudaba a reconstruir los episodios difíciles. Eran atisbos de arte dramático que, sin duda, de algo me sirvieron
, escribió el premio Nobel. Fue así como el cine entró en la vida de García Márquez antes que la literatura, incluso mucho antes de que aprendiera a leer y a escribir.
La anécdota la dio a conocer el Centro Gabo, proyecto público-privado-académico pertenciente a la fundación del mismo nombre, que busca proteger y difundir el legado del escritor.
Según ese centro, las películas producirían en Gabo la misma obsesión que sus novelas. Por esto, de forma paralela al periodismo y la ficción escrita, mantuvo siempre una intensa relación con el séptimo arte
. Para 2014, el año de su muerte, había colaborado directamente en más de una docena de filmes como editor, guionista, actor y productor, y se había convertido en el escritor latinoamericano del siglo XX con más historias adaptadas a la pantalla grande
. Con esta faceta de cineasta obtuvo varios reconocimientos, como el premio Ariel al mejor argumento en 1975, por Presagio, la cual está basada en un cuento oral suyo, y el Ariel al mejor guion original en 1980, por El año de la peste, filmada por el mexicano Felipe Cazals, adaptación libre de la novela homónima de Daniel Defoe.
Para recordar su pasión por el séptimo arte, en la Fundación Gabo elaboraron una lista de 16 películas predilectas del escritor.
El cineasta Rodrigo García Barcha, su hijo mayor, quien ha filmado en varias partes del mundo, incluido Hollywood, ayudó a construir ese catálogo: Barbarroja (1965), de Akira Kurosawa; Jules et Jim (1962), de François Truffaut; Ladrón de bicicletas (1948), de Vittorio de Sica; Los fusiles (1963), de Ruy Guerra; Canoa (1976), de Felipe Cazals; La historia de Adele H. (1975), de François Truffaut; Playtime (1967), de Jacques Tati, y Cristo se detuvo en Éboli (1979), de Francesco Rosi.
También, Ciudadano Kane (1941), de Orson Welles; Z (1969), de Costa Gavras; Providence (1977), de Alain Resnais; La conversación (1974), de Francis Ford Coppola. A la hora señalada (1952), de Fred Zinnemann; Tarde de perros (1975), de Sydney Lumet; Perros de paja (1971), de Sam Peckinpah, y La general (1926), de Buster Keaton.
Este próximo sábado, Rodrigo García Barcha y Alberto García Ferrer –guionista, realizador, productor y escritor de formatos para televisión– conversarán sobre los vínculos entre García Márquez y el cine. La cita es a las 11 am.
La liga para inscribirse al streming de la charla es https://centrogabo.org/gabo/contemos-gabo/las-peliculas-favoritas-de-gabriel-garcia-marquez.
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