San Gabriel Possenti - 27 de febrero
Redacción
El joven de 18 años se despidió de sus compañeros y amistades. Todos pensaban que hacía un viaje de vacaciones. Este muchacho era el más simpático de todo Spoleto, el que superaba a todos los demás candidatos bailando o representando una pieza teatral.
Francisco nació el 1º de marzo de 1838 en Asís y fue bautizado allí mismo. De los 13 hijos del asesor judicial Possenti, Francisco era unos de los más jóvenes. Al morir su madre en 1842, su padre se fue convirtiendo en un hombre silencioso y taciturno. Este carácter lo heredaron todos los demás hermanos. Francisco era vivaracho y alegre, y estas cualidades ayudaron a su padre a soportar los primeros momentos de tristeza.
No es de sorprender que este hombre solitario sintiera por Francisco un especial cariño, quedando muy consternado cuando éste le comunicó la profesión que había elegido. Sin embargo, este deseo no llegó repentinamente aunque a todos sus amigos así les parecía.
Dos veces durante una grave enfermedad, Francisco hizo la promesa de entrar a un convento. En un accidente que tuvo durante una cacería, le vino el recuerdo de que la muerte estaba muy cerca, y cuando su hermana predilecta murió en 1855 a consecuencia del cólera, Francisco se sintió terriblemente triste. En la catedral de Spoleto había una imagen bizantina muy antigua de la Madre del Señor y ella le dio el impulso decisivo.
En la fiesta de la Asunción en 1856 la Virgen fue llevada en procesión. En medio de luces pasó ante el joven, y pareció como si la Madre de Dios le hubiese hablado y le recordara su promesa. Entonces no se resistió durante más tiempo.
Su padre trató por última vez de disuadirle. Le dio la oportunidad de conocer a una bella joven, hija de muy buena familia. La pasión que encendió este encuentro pudo retrasar un poco su entrada en el convento, pero no llegó a evitarla.
El 7 de septiembre de 1856 Francisco abandonó la casa paterna. Visitó primero el santuario de Loreto para dirigirse después a Morrovalle, al seminario de los padres pasionistas. En el momento de poner el pie sobre el dintel de la puerta del convento, murió para él el mundo.
Tan perfecta fue la transformación de este joven en serio hombre religioso, que los superiores no tuvieron inconveniente para entregarle a los 11 días el hábito de la Orden. Apenas pudo llevar 6 años este hábito. Pero durante este tiempo, muchos correligiosos del convento podían tener un ejemplo de la enorme energía moral con la que el Hermano Gabriel formaba su personalidad, según la espiritualidad de la Orden religiosa.
La exigencia de perfección de los pasionistas no es, como cree la opinión pública, el deseo de lo extraordinario, sino que está basada en un principio sencillo: trabajo, oración y penitencia. Efectuar estas virtudes en la vida ordinaria extraordinariamente, ésa es la aspiración de los pasionistas.
Y este es precisamente el motivo por el que se considera al Hermano Gabriel como santo. El valeroso sacrificio de su sensible e impetuoso espíritu lo impulsaba a observar hasta en los más mínimos detalles las reglas de la Orden.
Gabriel Possenti hizo sus votos en septiembre de 1857. Después fue a Pievetorina durante un año a estudiar metafísica, para ser más tarde destinado al apartado convento de Isola a estudiar teología. En mayo de 1861 recibió la tonsura y las órdenes menores.
Sin embargo, antes de poder presentarse ante el altar por primera vez, la tuberculosis le obligó a postrarse en el lecho. Murió el 27 de febrero de 1862. Tenía 24 años de edad. Aquí terminó la vida de un joven santo, un San Luis Gonzaga del siglo XIX.
En el año de 1908 fue beatificado el Hermano Gabriel, antes llamado Francisco Possenti, delante de una imagen de la Virgen Dolorosa. En 1920 fue canonizado pasando a formar parte de los santos de la Iglesia. Además es el patrono de la juventud católica en Italia.
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