E
n la euforia por la aprobación del T-MEC en el Congreso estadunidense a no pocos se les olvidó
el deplorable estado que guarda el sector industrial mexicano, el cual acumula 13 meses consecutivos de caídas (información del Inegi), con las consecuencias que ello implica en el ritmo de crecimiento económico del país.
Así, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, analiza el panorama (de sus conclusiones se toman los siguientes pasajes) y advierte que la actividad de la industria mexicana ha tenido malos resultados a lo largo de todo 2019, lo que ha frenado la evolución de la economía nacional, que se ha quedado sólo con el sector de los servicios como principal motor de crecimiento, aunque también éste ha comenzado a desacelerarse.
Lejos de observar una recuperación para finales de año, es muy probable que la recesión presente en la industria del país se prolongue hasta la primera mitad de 2020. En octubre la actividad industrial registró una caída de 3 por ciento, la más severa desde mayo de 2019 (3.3). La industria mexicana se ubica en terreno negativo desde noviembre de 2018.
En términos acumulados la industria mexicana muestra una reducción de 1.8 por ciento si se consideran los primeros meses del año en curso y se relacionan con el mismo periodo de 2018. Esta contracción es la cuarta más significativa desde que se tiene registro en una evaluación que va de enero a octubre de cada año.
El primer lugar lo ocupa el desplome de 11.6 por ciento registrado en 1995 como resultado de la crisis económica que sufrió el país tras el error de diciembre. En el segundo, la caída de 8.6 por ciento en 2009 como consecuencia de la crisis hipotecaria originada en Estados Unidos. En el tercero, la baja de 2.1 por ciento como respuesta al endurecimiento de las políticas comerciales que aplicó el vecino del norte tras los atentados en Nueva York y Washington. A diferencia de los acontecimientos mencionados, los malos resultados de la industria mexicana durante 2019 no venían precedidos por una crisis económica o un evento internacional que incidiera en su desempeño.
Desde 2013 la minería está en crisis, los malos resultados de la construcción (sólo en uno de los últimos 15 meses ha mostrado una tasa de variación anual positiva) y la desaceleración de las manufacturas que se intensificó en los últimos meses de 2019, formaron la tormenta perfecta para que la industria mexicana se encuentre en recesión. Lo más grave es que dicha condición podría permanecer vigente durante la primera mitad del año entrante.
La falta de inversión ha sido uno de los factores perjudiciales en la evolución de la construcción. En septiembre pasado la inversión fija bruta en esta actividad se redujo 7.3 por ciento anual, mientras en el acumulado de los primeros nueve meses de 2019 la baja fue de 3.2.
Además, la tendencia de la inversión fija bruta en la construcción exhibe una trayectoria a la baja, por lo que no se vislumbran señales de una recuperación a corto plazo. En el caso de las manufacturas, sólo seis subsectores de los 21 que las conforman registraron un crecimiento acumulado positivo durante los primeros 10 meses de 2019 e incluso las exportaciones automotrices han perdido fuerza en la última parte del año llegando incluso a reportar variaciones negativas (–6.2 por ciento en octubre pasado).
Ante este escenario, no puede transcurrir más tiempo para corregir el mal desempeño de la industria. No reaccionar proactivamente sólo agravará la recesión sectorial, lo que podría afectar severamente al mercado laboral, pues las manufacturas y la construcción son algunas de las actividades económicas que más contribuyen a la generación de empleo formal.
Las rebanadas del pastel
¡Acabáramos!: los gorilas bolivianos –golpistas, asesinos, antidemocráticos e inconstitucionales– dicen que quieren “lograr una solución pacífica, democrática y constitucional… en Venezuela”.
Publicar un comentario